Veinticinco personas se han registrado para dirigir la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización (ESAF), el nombre actual del órgano legislativo encargado de verificar el buen uso de los recursos públicos, que desde su creación y hasta la fecha no ha desempeñado bien su labor.
Ojalá que los inscritos sean personas con convicciones y no solo quieran el cargo para disfrutar de un buen salario. La complacencia que se ha dado a la labor de la ESAF ha costado muy caro a los morelenses, pues miles de millones de pesos se han esfumado sin que hasta la fecha haya culpables y mucho menos se ha recuperado ese dinero.
La decisión final recaerá en el Pleno del Congreso del estado, donde debe haber la convicción de que el sentido del voto tendrá repercusiones (buenas o malas) durante muchos años en la entidad.