La investigadora Erika Fosado Centeno, coordinadora del programa de estudios sobre equidad de género del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha señalado ayer uno de los efectos más perversos e inadvertidos de la pandemia que padecemos: se están fragilizando las condiciones para hacer efectivos los derechos reconocidos legalmente.
También se han polarizado muchas de las contradicciones que ya vivíamos como sociedad y el individualismo ha primado por encima del interés común, ya que la obligación de confinarse impidió la convivencia.
Nuestra población debe darse cuenta a tiempo de este efecto pernicioso, de que somos menos si actuamos como individuos que como colectivo, y que los avances sociales logrados se pueden perder por la imposibilidad de ejercerlos.