La muerte de decenas de conductores de vehículos del transporte colectivo, así como de una importante cantidad de personal del sector salud parece que no basta para sensibilizar a aquellos que se resisten a adoptar las medidas sanitarias necesarias para evitar los contagios por covid.
Aunque se mencionen como cifras, en realidad son personas, son historias, son familias afectadas por pérdidas irreparables, que modifican todo su entorno.
Quedan algunos días para la evaluación sobre la permanencia en el semáforo naranja.
Necesitamos avanzar en la lucha contra la pandemia. Quienes de manera insensible se mantiene al margen de los esfuerzos preventivos deberían ser sancionados, porque juegan con la vida de sus congéneres.