Desafortunadamente -como se dijo ya antes aquí- el exceso de partidos políticos en la competencia electoral ha sido en detrimento de la esencia democrática, ya que dificulta la toma de decisiones e incluso los procesos para acercar a los electores las ideas de los candidatos de una manera que puedan ser contrastadas.
Los intentos por hacer debates se han enfrentado a la imposibilidad física de hacer ágil la presentación de 20 o más aspirantes al mismo cargo, por lo que son loables los intentos de última hora por hacer ese tipo de ejercicios.
La dura lección debe hacer que quienes salgan electos del proceso del 6 de junio y ocupen una curul en el Congreso local demuestren su vocación de servicios y modifiquen la ley que ha permitido el nacimiento de tanto partido político, a fin de que podamos recuperar todo aquello que la sobreabundancia de siglas nos ha quitado.