Los ayuntamientos morelenses enfrentan una delicada situación financiera desde hace lustros, principalmente por los laudos ya ejecutoriados que no fueron pagados a tiempo pero cuya liquidación es obligatoria, ya que de otra forma puede derivar en la destitución de las autoridades electas.
La situación es vieja pero no ha tenido arreglo y la suma global en juego es impresionante.
Eso ha orillado a los municipios a buscar fuentes de ingreso adicionales que no han encontrado, porque sus leyes de ingresos no fueron aprobadas dos años seguidos por la desidia de la legislatura anterior.
En varios ayuntamientos ha creado situaciones insostenibles, pero que no eran desconocidas, por lo que los alcaldes electos no pueden decir que fueron sorprendidos, sino que sus electores consideraron que ellos podrían encontrar una solución, que a partir del primero de enero será su labor.