El 19 de septiembre de 2017 Morelos vivió su más grande tragedia en un siglo, cuando un terremoto destruyó gran parte de Jojutla y dañó numerosas colonias de varias poblaciones.
La tragedia se agudizó por la actitud asumida por las autoridades de esa época, que aprovecharon el dolor para lucrar lo miso con la ayuda que llegó de todo el mundo y cuyo destino aún se ignora, pero también con el presupuesto destinado a reconstruir la entidad, el cuál robaron descaradamente y además trataron de aprovechar con fines electorales.
A cuatro años de la tragedia, aún quedan numerosas heridas por sanar e importantes trabajos por hacer para recuperar la infraestructura perdida, principalmente las redes de agua y drenaje de numerosas comunidades que quedaron con graves daños, que hoy se manifiestan como socavones por doquier.
La lección fue muy dura y una parte fue aprendida, pero otra no, porque la solidaridad infinita de esos tiempos de sufrimiento ha terminado por perderse. Lamentablemente.