En 2015, el gobierno federal reportó el gasto de 15 millones de pesos en la construcción de una planta de tratamiento de aguas negras para el poblado indígena de Coatetelco.
Sin embargo, el gasto -porque eso fue- nunca proporcionó beneficios a la comunidad de destino, ya que dicha planta hasta la fecha carece de aguas negras para tratar.
Nunca estuvo en condiciones de operar porque Coatetelco carece de red de drenaje conectado a la infraestructura de saneamiento, la cual además ha sido saqueada a lo largo de estos años.
El presupuesto destinado a la obra bajo el pretexto de beneficiar a una comunidad indígena es un clarísimo y duro ejemplo de lo malintencionado que puede ser el esfuerzo para apoyar a las llamadas comunidades originarias.