Apenas el lunes se hablaba de lo peligroso que resulta el paso exprés y de la necesidad de que el gobierno federal invierta lo necesario para dotar de seguridad a ese tramo carretera cuando ya han ocurrido desde entonces al menos dos carambolas más.
Y no se trata de soltar la frase “se los dijimos”, sino de hacer ver la necesidad de intervenir de manera inmediata para que la vida y los bienes de las personas estén en peligro por el simple hecho de circular por el paso exprés.
Demasiadas vidas se han perdido en una obra que es un monumento a la corrupción del anterior gobierno federal en su alianza con empresas extranjeras, pero cuyas enormes fallas nadie ha corregido.
¿Acaso hay reunir un número de muertos mínimo o un monto de daños aún más significativo para que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes cumpla con su obligación?