Aunque oficialmente no se ha establecido el operativo llamado alcoholímetro en la capital del estado, es muy necesario para reducir el índice de accidentes en calles y carreteras.
Los prestadores de servicios turísticos han sido fuertes opositores al alcoholímetro porque consideran que perderán incentivos para atraer clientes, cuando esa medida no implica prohibir el consumo de bebidas embriagantes, sino simplemente el conducir un vehículo motorizado en estado de ebriedad, por el peligro que eso supone para los demás.
En lugares tan turísticos como Francia el alcoholímetro es una medida muy estricta, al grado de que la gente que sale a divertirse programa su movilidad para no tener que conducir.
Y Francia es el país que más turistas capta a nivel mundial.
Esa equivocada presión que por años se ha ejercicio en Cuernavaca solo ha provocado pérdida de vidas, un largo goteo que debe parar.