La semana pasada hubo noticias alentadoras de que habían comenzado las pláticas encaminadas a restablecer el orden en el Congreso local para con eso superar la costosa parálisis que le cuesta a la ciudadanía decenas de millones de pesos cada mes.
El punto de discordia está demasiado bien identificado, por lo sería tiempo perdido discutir sobre sus causas, cuando lo que urge es tomar las decisiones que permitan superar la inmovilidad.
Los dos grupos de diputados han demostrado firmeza en sus posturas, aunque en el sector mayoritario desde hace semanas comenzaron a aflorar las dudas, ya que la ruta actual lleva directamente a colisionar con el Poder Judicial federal, lo que conlleva la amenaza de destitución.
El casi medio año perdido -como ya se dijo- ha costado decenas de millones de pesos al contribuyente y quienes han provocado la actual situación tienen nombre y apellido, por lo que no será difícil hacerlos que enfrenten su responsabilidad.
Pero más allá de eso, lo que se requiere es que el Congreso vuelva a ser operativo. Esa es la urgencia.