Finalmente las cosas no han tomado el rumbo esperado en el Tribunal Superior de Justicia, pues a menos de una semana de la renovación de su máximo representante, un magistrado -que además forma parte del órgano que administra los recursos del Poder Judicial- denuncia que ha sido segregado, al igual que sus homólogos que no forman parte del grupo que votó en la elección del nuevo presidente.
Se debe reconocer a la administración anterior que fue incluyente y logró superar la radicalización que sembró su antecesora, pero los dos años que acaban de transcurrir no deben ser una pausa en el enfrentamiento entre los grupos de magistrados que pelean por el control del Poder Judicial.
Hay demasiadas cosas en juego como para que se regrese al escenario que se creía superado.