Los al menos 400 millones de pesos que se gastaron en la construcción de la nueva sede del Congreso local no bastaron para edificar una obra de mediana calidad.
Casi de inmediato presentó graves defectos, algunos de los cuales se repararon a elevado costo pero aún persisten.
Un edificio nuevo y lleno de goteras parece más una metáfora, pero es una realidad.
Los que se encargaron de la edificación han librado la acción de la justicia -excepto la exsecretaria de Obras Pública Patricia Izquierdo -quien sigue en la cárcel, pero por otros motivos- y seguramente malgastan el dinero obtenido de esa mala manera.
Ahora a costas de los contribuyentes deberá hacerse una nueva reparación.
Como se señala líneas arriba: parece una metáfora de los tiempos que corren en el Poder Legislativo, pero es solo la realidad.