La nueva economía ha creado nuevas formas de agresión a las personas, sobre todo en el ámbito digital, algo que no es nuevo aunque sí lo son algunos mecanismos de defensa que, quizá por lo mismo, carecen de la difusión suficiente y son subutilizados.
Es el caso de la llamada “ley Olimpia” una serie de reformas que tipificaron como delito el uso sin permiso de imágenes que muestran la intimidad de las víctimas.
La infrautilización de las herramientas jurídicas existentes solo puede corregirse con una amplia socialización, una campaña permanente y amplia que difunda la manera en que puede ser castigada la violación a la privacidad de las personas.
Las arraigadas prácticas de compartir todo tipo de información de las personas han llegado a límites que pueden ser intolerables. Por eso se agradecen las reformas que ofrecen una defensa, pero debe difundirse para que sean de utilidad.