La situación económica que vive el país tiene un enorme componente importado. La invasión rusa a Ucrania trastocó infinidad de actividades económicas que repercuten de inmediato en México, como la producción de fertilizantes o de componentes para autos.
La ruptura de las cadenas productivas a nivel mundial por culpa de la pandemia provocó una escasez de varios productos de gran demanda, lo que hizo subir su precio, pero cuando aún no había signos de recuperación la guerra aumentó de forma dramática el precio de los combustibles, principalmente el gas, lo que influye en los precios de la electricidad y de innumerables productos.
La inflación que todo eso provocó se siente con dureza en los bolsillos de la población especialmente la de menores ingresos, pero todo ese escenario se complica cuando se especula con productos que no deberían aumentar su precio no en esa proporción.
Aquellos que usan las circunstancias actuales para obtener una ganancia adicional y desmedida seguramente no serán castigados, pero deberían.