Por la serie de informaciones publicadas en lo que va de la semana, las reformas aplicadas por el gobierno federal en las escuelas oficiales no han sido la panacea, sino que pasaron a otra forma de calvario para los padres de familia, que siguen sosteniendo la pesada carga de la operación y el mantenimiento de los planteles.
A las sospechas sobre el mal manejo de los recursos destinados a pagar la alimentación y los profesores para los horarios extendidos en más de doscientas escuelas se suma la intrusión de los Consejos Escolares de Participación Social, que ilegalmente suplantan a los comités de padres de familia década escuela, pero que no ayudan a disminuir las cargas provocadas por las cuotas escolares.
Todo lo anterior seguirá igual hasta que los padres de familia, la principal fuerza impulsora de la educación pública, asuman el protagonismo que la ley les concede pero que las autoridades de todas las épocas les han restado.