Diferentes grupos magisteriales han puesto en evidencia la forma de operar del programa federal llamado La Escuela Es Nuestra.
Ayer se cuestionaban las supuestas bondades a la hora de sustituir al extinto programa Escuelas de Tiempo Completo, pero ahora los denunciantes señalan que nada se sabe del dinero destinado al pago de profesores o de comedor, pues las escuelas beneficiadas este año con el programa solo recibieron recursos para obras en los planteles, pero nada se sabe de los otros dos rubros que ya están presupuestados.
También se deslizan señalamientos importantes, como que el personal de la secretaría de Bienestar que coordina La Escuela es Nuestra finalmente obligan a los padres a contratar a los proveedores que ellos (los empleados gubernamentales) indican, lo que debe corroborarse, pues una acción así se antoja más que escandalosa.
Ante todo eso falta la explicación clara y precisa de los funcionarios encargados del programa y no datos soltados a cuentagotas y de manera aislada, como hasta ahora.