La elección ayer de la directora de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos cierra un llamativo episodio que se prolongó por varios años y que puso en evidencia que en la entidad todos los aspectos de su vida social están judicializados.
Se ha vuelto práctica corriente recurrir a la justicia federal ante prácticamente cualquier diferendo que no se resuelve de manera favorable para alguna de las partes en conflicto.
Esa situación ha servido para marcar importantes precedentes y para marcar incluso nuevos espacios de libertad en situaciones muy puntuales, pero también paraliza todo tipo de procedimientos.
Es difícil que los morelenses decidan resolver las diferencias por el camino de la conciliación, pero debería intentarse, para que los tiempos procesales dejen de regir el buen funcionamiento de las instituciones locales.