Uno de los grandes pendientes de la sociedad mexicana es atender la salud mental de la población.
Como oportunamente señalaron los especialistas, a los problemas que de por sí se acarreaban vino a sumarse el efecto catastrófico de la pandemia.
Los cientos de miles de fallecidos por esa enfermedad dejaron graves secuelas en los deudos, más los trastornos provocados tanto por el confinamiento como por la pérdida de ingresos y la soledad.
Sin embargo, no es una prioridad la salud mental y no existe una infraestructura lo suficientemente amplia -ni siquiera en la medicina privada- como para dar una atención eficaz a todos los que lo requieren.
Habrá que poner atención a ese aspecto, porque traerá tarde o temprano manifestaciones sociales indeseables, que ojalá puedan revertirse a tiempo.