Son decenas las denuncias contra los delitos cometidos en la administración anterior que llegaron a la fiscalía anticorrupción debidamente integradas o que fueron posteriormente perfeccionadas por el Poder Ejecutivo pero que ni siquiera por eso han prosperado.
Cuando de forma inusual alguna lo hace, por lo general implica solo a peces pequeños o medianos pero hasta ahora ninguno de los peces gordos del sexenio anterior ha sido tocado por la justicia.
La opacidad que reina en ese mundo en el que el castigo a los corruptos no parece llegar aparentemente ha facilitado exonerar de culpa a todos los señalados.
El problema es que se les acusa de desviar recursos públicos en cantidades fabulosas, dinero que fue sustraído, que no se destinó ni a obras ni a servicios y que los morelenses debemos pagar si no aparece.
Ante eso no se entiende la actitud dilatoria de las instituciones.