Nuevamente nos encontramos inmersos en otro mundial de futbol, cuya primera ronda los mexicanos viven con tanta intensidad que se postergan o se abandonan tareas vitales.
No olvidemos que cada cuatro años los delincuentes aprovechan para dar audaces golpes beneficiados por el relajamiento de la vigilancia.
Esperemos que en esta ocasión ese escenario no se repita y que no se relaje en ningún momento el nivel de seguridad que la ciudadanía requiere.
Sobre todo aquellos sitios que resultan más vulnerables ante la delincuencia deben estar resguardados. El Mundial, un evento que ocurre cada cuatro años, debe quedar en la mente por las hazañas deportivas que allí se realicen, pero nada más.
Las autoridades tienen la delicada tarea de vigilar para que no se cometan descuidos que luego lamentemos como sociedad.