El Congreso siempre ha sido la caja de resonancia de la sociedad morelense, pues los grupos en conflicto lo ven como una instancia que podría dirimir las diferencias.
Sin embargo, quienes acuden al Poder Legislativo para plantear sus problemas se equivocan, porque quienes actualmente ejercen el control de los diputados han demostrado con creces que carecen de la habilidad para desempeñar el cargo, porque ni siquiera pueden resolver sus conflictos internos y menos los ajenos.
Desafortunadamente, en lugar de resolver problemas los generan. Quienes equivocadamente piensan que los legisladores son los representantes de la sociedad en realidad ya no tienen a quién recurrir, pues cuando se acercan a la sede de esa institución por lo general son rechazados y eso crea otro conflicto, como el que ayer desató un estallido de violencia injustificado.