Hace apenas unos días se señaló en este espacio el problema que se avecina por la falta de agua y ayer el SAPAC anunció que el nivel de las fuentes de abasto de Cuernavaca ha descendido drásticamente, al grado de que es necesario vigilar la operación de las bombas que extraen el líquido, para evitar que trabajen en seco.
Las condiciones climáticas de la capital, con la desenfrenada extensión de la mancha urbana, dificultan la recarga de los mantos freáticos, sin contar con la reducción de las lluvias en la temporada 2022.
El fenómeno de sequía que afecta a la capital morelense no es aislado, sino que se padece igual en grandes regiones de Estados Unidos (como California) o en Alemania o Argentina. Sin embargo, Cuernavaca es muy frágil y requiere de importantes obras de infraestructura -como el cambio de la red de tuberías- para su mitigación.
Parece que ha llegado el momento de buscar soluciones duraderas para evitar que las afectaciones se profundicen.