El uso del mobiliario urbano para la difusión de propaganda de todo tipo es un mal que padecen todas las comunidades de Morelos.
Aunque en muchos municipios existe regulación para impedir esa práctica, no ha sido posible aplicar a cabalidad, pero que las acciones punitivas encaminadas a mantener en buenas condiciones la imagen de postes, paraderos, puentes y demás mobiliario urbano empiecen es una señal que puede frenar esa práctica, que no por frecuente es buena.
El uso de lo público para fines privados ha sido una de las debilidades de la sociedad morelense, en su propio detrimento, mientras que en lugares más regulados es posible disfrutar de una imagen urbana limpia, algo a lo que también tenemos derecho en Morelos.