Gracias a las ventajas que le dan las leyes electorales, Tania Valentina Rodríguez Ruiz ha logrado ocupar importantes cargos públicos (como diputada local y como regidora) sin necesidad de someterse a la prueba de las urnas, sino únicamente por la vía plurinominal.
Alejada de la realidad morelense, ha intentado usar su posición para asignar a sus proyectos (una guardería, por ejemplo) importantes recursos públicos. Y cada vez que recibe críticas se dice víctima de violencia de género.
Aunque se ha disculpado de manera genérica por los excesos verbales en los que incurrió el pasado jueves, las palabras que emitió contra el gremio periodístico y contra una reportera en especial son preocupantes, porque fueron dichas de primera intención, con una clara connotación amenazante. Y no cualquier amenaza, sino amenazas de muerte contra el gremio de los comunicadores.
Como su voto es necesario para mantener la hegemonía del grupo de diputados al que pertenece, difícilmente será sancionada por sus homólogos, por lo que solo queda esperar que el rechazo social que sus palabras provocaron le obliguen a retractarse de manera clara y directa de lo que dijo. No basta con usar palabras suaves para dar la impresión de que no dijo lo que dijo. Emitir amenazas de muerte implica incurrir en una conducta grave.