Los diputados locales se frotan las manos porque el simple paso del tiempo les proporciona enormes oportunidades de negociar ventajosamente cosas inconfesables.
Lo anterior en referencia a las vacantes que de manera natural van quedando en las magistraturas del Poder Judicial.
Simplemente en julio dispondrán de cuatro importantes cargos más por asignar en un procedimiento en el que las condiciones se imponen por los pocos que controlan el Poder Legislativo y los cómplices que les permiten completar sus quince votos.
De seguir así, los próximos magistrados se enfrentarán siempre a la sombra de la duda, porque la ciudadanía pondrá en entredicho que sean sus méritos profesionales los que influyan en el nombramiento, porque eso es algo en lo que los diputados locales no reparan, sino en la posibilidad de obtener ventajas de todo tipo.
La representación parlamentaria ha caído muy bajo, pero aún tiene margen para enlodarse más.