La remodelación de la plaza de armas en el sexenio anterior fue innecesaria y además de mala calidad y costosa.
A simple vista se trató de una obra más ideada para sustraer recursos públicos en grandes cantidades.
Por eso no extraña lo que ayer ocurrió en esa explanada.
Los desperfectos que la obra ha presentado se explican por los pésimos materiales usados, a pesar del precio al que se cobraron.
Sin embargo, a pesar de las evidencias, el exgobernador sigue impune. Por muchas evidencias que se aportaron contra él, la protección que se aseguró antes de concluir su sexenio aún funciona.
Corresponderá a los morelenses pagar el costo del arreglo que esa e infinidad de obras más de ese sexenio requieren.