De la Suprema Corte de Justicia de la Nación hacia abajo, los diputados que controlan el Congreso local y sus comparsas han retado a los tres niveles de gobierno y a los Poderes establecidos para sacar adelante su agenda, enfocada a satisfacer sus intereses personales.
Nuevamente los ministros de la Corte fueron burlados al evitarse resolver la despenalización de la interrupción del embarazo.
Lo mismo juzgados de distrito que el Tribunal de Justicia Administrativa o el Electoral del estado de Morelos han visto como sus disposiciones son ignoradas y los alcaldes y toda clase de grupos ciudadanos fueron ignorados por la Legislatura.
Es una situación que comienza a volverse insostenible por las secuelas que genera y que debe acabar antes que su periodo natural, al que le resta -por cierto- un año.
Alguien en el grupo dominante de diputados debe entrar en razón, para que al menos pueda salvarse de su casi inexorable destino: la ignominia.