Como hace semanas se anticipó en este espacio: comienzan a contarse no por cientos sino por miles las personas afectadas por el actuar de los diputados que controlan el Congreso local y el resto de sus homólogos cómplices, los que permiten que se completen esos fatídicos quince votos cuyo uso tiene en vilo a la sociedad morelense.
Ahora no solo los más de 400 trabajadores sindicalizados del Poder Judicial sufren las consecuencias de la actuación egoísta, negligente y autoritaria de los legisladores, sino también cientos de miles de propietarios de vehículos de motor que pueden quedar imposibilitados de usar sus unidades fuera del estado, porque se expondrán a ser multados en las carreteras de otras entidades.
Pero los dominadores del Congreso local no lo perciben o creen que no es su problema.
Aún aquellos que solo son comparsas, como los panistas, los de Movimiento Ciudadano y los morenistas renegados, se olvidan de que hace menos de tres años el electorado morelense les cobró a sus antecesores su pésima actuación.
Es de suponer que dentro de un año sucederá lo mismo y serán mandados al basurero de la Historia.