Hacen bien los magistrados del Poder Judicial en desconfiar de la extraña oferta que les da acceso a retirarse y conservar la mayor parte de sus ingresos actuales.
Llama la atención el plazo perentorio que esa “oportunidad” fija: solo cinco días.
Los incautos que opten por asumir las consecuencias dejarán el campo libre para nombrar en la magistratura vacante a alguien incondicional a los que manejan el Poder Legislativo, mientras que ellos, los “beneficiados” con la medida, deberán batallar para obtener los recursos prometidos, porque la verdadera intención ha quedado al descubierto: nunca se presupuestaron los recursos necesarios para pagar a quienes dejen el importante cargo.
Seguramente, ahora que han sido descubiertos, tratarán de enmendar sus intenciones, pero lo que se ha mostrado es más que indicativo de que los diputados que tienen las decisiones legislativas solo velan por sus propios y oscuros intereses.