El proceso electoral para renovar la gubernatura, las alcaldías y las diputaciones se antoja muy complicado a poco más de dos meses de que inicie oficialmente.
El Congreso se ha convertido en un factor de inestabilidad de casi todos los sectores sociales de la entidad y a ese poder corresponde lanzar la convocatoria a dicho proceso, un mero trámite que sin embargo se puede dificultar por la forma tan irregular como ha operado el Legislativo en los últimos dos años.
Luego queda el operador del proceso, el Impepac, seriamente dañado en su imagen por la maniobra mediante la cual los integrantes de su consejo se otorgaron prebendas que dañan el patrimonio de la institución y que hace objetable cualquier solicitud de ampliación presupuestal.
Por supuesto, los partidos políticos y sus integrantes son otro factor de inestabilidad si no se apegan a las reglas de juego.
Por todo eso puede decirse que la elección de junio de 2024 será dificultosa, a menos que la sociedad obligue a sus protagonistas a actuar dentro de la ley.