El dramático descenso de los mantos freáticos en Cuernavaca y otras comunidades morelenses es el reflejo de lo que ocurre a nivel mundial a raíz del cambio climático.
En Europa y Sudamérica los medios de comunicación reportan la desaparición de grandes extensiones lacustres y el daño al medio ambiente por la ola de calor que afecta a grandes regiones del planeta.
La sobrepoblación y el urbanismo desbocado finalmente llegó a un punto que afecta dramáticamente la calidad de vida de multitudes.
Hoy nos toca enfrentar el resultado de nuestra inacción. Por lo pronto, en el muy corto plazo quienes viven en Cuernavaca deben prepararse para hacer frente a una reducción considerable del líquido que están acostumbrados a recibir.
La advertencia de las autoridades no deja lugar a dudas de la crisis que vivimos y que si no se gestiona correctamente puede repercutir en la economía de la zona.
Solo queda esperar la llegada definitiva de las lluvias para superar esta situación, de la que debemos ser conscientes.
El año próximo la situación podría repetirse y será nuestra culpa si no estamos mejor preparados que en este momento.