Los fenómenos meteorológicos que el cambio climático ha exacerbado obligan a la entidad y principalmente a las autoridades municipales a revisar con mucho más detalle todos aquellos puntos que pueden resultar peligrosos para la población.
Los cauces naturales del agua pluvial se han modificado de tal forma que en cualquier momento un torrente puede encontrar un camino al parecer inesperado y causar destrozos.
Y los daños pueden ocurrir en los sitios menos pensados, si es que quienes deben prevenir los incidentes no realizan su labor con profesionalismo.
Los ciudadanos tenemos una gran responsabilidad, pero la autoridad debe coordinar todos los esfuerzos encaminados a la preservación de la vida y de los bienes de la población ante fenómenos que sí se pueden predecir.