El ya cercano inicio de clases en el sistema educativo público traerá encima el conflicto desatado por la introducción de los nuevos libros de texto, algo a lo que se opone una parte de la comunidad educativa y científicas por razones fundadas en los errores que -se ha denunciado- abundan en los materiales de lectura citados.
Por otro lado, también existe otro tipo de oposición basada en creencias y dogmas que periódicamente se manifiesta pero que ahora ha llegado a niveles de promover el vandalismo contra los cuestionados libros.
Corresponderá a las autoridades lidiar con ambas posturas y dotar a los estudiantes de las escuelas oficiales las herramientas para que puedan educarse sin retraso.
Las reformas educativas que se pusieron en marcha en este sexenio no son lo suficientemente conocidas pero los esfuerzos de científicos y académicos por analizar de manera independiente los libros y divulgar sus hallazgos puede contribuir a encontrar soluciones a gran parte de esos reclamos.