La fiscalía anticorrupción se encuentra en un terrible conflicto interno que le impide operar, pero ya antes de que esto pasara, el organismo había demostrado su inefectividad y la protección que brindaba a numerosos ex funcionarios, excepto a los enemigos de su titular.
Muy pocas carpetas han llegado a judicializarse, a pesar de que los gobiernos interesados se encargaron de integrarlas ante la pasividad de la citada fiscalía.
La práctica de su anterior titular de amenazar a los jueces que desechaban sus endebles acusaciones no les funcionó y sus únicos “éxitos” fueron casuales –como el encarcelamiento del anterior alcalde de Cuernavaca- o no han llevado a ninguna sentencia.
Sin embargo, la fiscalía cuesta mucho dinero a los contribuyentes, tanto como cuando en teoría era totalmente operativa como ahora, que fuerzas externas e internas la mantienen en la lona.