El anuncio de que la proliferación de enfermedades respiratorias ha provocado que se cancele una parte importante de las reservaciones hoteleras es preocupante en dos vertientes: por la economía pero también por la salud pública.
El aspecto económico podría subsanarse con las peticiones de los viajeros de última hora, pero el escenario es un indicador de que deben reforzarse las medidas individuales para la prevención de las enfermedades de la temporada.
La vacunación contra la influenza y otros males prevenibles debe promoverse, a fin de que se reduzca el número de potenciales enfermos.
Los cambios de temperatura imprevisibles hacen necesario adoptar todas las medidas posibles de protección, a fin de evitar males mayores.