Las sucursales del Banco del Bienestar son instalaciones necesarias para miles de personas beneficiadas con los programas del gobierno federal, por lo que el cierre de cualquiera de ellas repercute en la comunidad.
La amplia cobertura de los programas sociales que entregan diversas cantidades de dinero a las personas inscritas hace que las colas en aquellos lugares con infraestructura insuficiente sean enormes.
Principalmente los adultos mayores de bajos recursos son quienes sufren las penalidades del desplazamiento y la larga espera, por lo que en aras de un interés social la secretaría del Bienestar debería por lo menos informar a sus afiliados de lo que estos requieren para recibir su beneficio y no dejarlos en el abandono, como sucede en Cuautla, por ejemplo.