Los accidentes viales provocados por el consumo de alcohol definitivamente son un grave problema de salud pública.
Que se reduzca su ocurrencia es una buena noticia para la sociedad en su conjunto, pero también debe ser un incentivo para tomar las medidas necesarias para evitar percances, sobre todo en aquellas zonas que pueden ser mortales.
Evitar que los vehículos motorizados sean manejados por conductores en estado de embriaguez no significa prohibir el consumo de alcohol ni nada tiene que ver con la actividad económica.
Si acaso los hospitales privados y las funerarias pierden, pero el resto de la sociedad gana.
Y así como el alcoholímetro hay otras medidas que se pueden adoptar para frenar los accidentes.