A pesar del elevado número de personas que padecen en Morelos alguna discapacidad, principalmente motriz, ni las calles ni los edificios públicos disponen de las adecuaciones necesarias para acceder a ellos con muletas, andadera o silla de ruedas.
Las grandes infraestructuras privadas ya han hecho el trabajo necesario y disponen de rampas y elevadores que facilitan el acceso a quienes padecen alguna limitación física, pero los inmuebles públicos siguen inaccesibles, o casi.
Cuando se padece una discapacidad motriz, la menor grieta en el piso puede constituirse como un obstáculo insalvable. No se diga de los desniveles que solo pueden superarse mediante escaleras.
Las normas que obligan a corregir esas deficiencias existen y están vigentes. Quizá sea tiempo de asumir esa tarea.