A pesar de su cercanía, el sismo que ayer sacudió a la capital de Morelos no provocó daños, pero fue un cruel recordatorio de que desde el 2017 la entidad es considerada una zona sísmica.
Casi siete años después de la tragedia que enluto a nuestro estado ese 19 de septiembre, la sociedad parece haber olvidado lo que pasó y las medidas preventivas a la hora de construir viviendas e inmuebles en general se han relajado y de nuevo está en auge la autoconstrucción sin supervisión técnica.
El evento de ayer fue un claro aviso de que tenemos que estar preparados y de que en materia sísmica no podemos considerarnos a salvo.