La sequía que azota a gran parte del país y de la cual no es ajeno el estado de Morelos no solo afecta al sector agrícola y ganadero de la entidad, sino que tiene repercusiones serias en otras partes de la economía, como el turismo.
Los balnearios, generadores de gran riqueza, padecen por el descenso de las fuentes de las que alimentan sus albercas, mientras que la industria restaurantera y de servicios batalla por el suministro de agua potable.
Aunque la disminución de las lluvias ha sido una tendencia desde hace varios años, el problema de la escasez de agua a tomado por sorpresa a todos los sectores, que hoy reclaman soluciones a algo que no puede aliviarse en el corto plazo sino que requiere de infraestructura que se construye en varios años y de una cultura del uso racional del agua en la que estamos francamente rezagados.