Mientras el sector privado busca impulsar la competitividad y con ello el crecimiento económico, en el rubro del comercio informal se persiguen soluciones para evitar la mala competencia.
Los esfuerzos oficiales por conducir al ambulantaje a la regularización se han enfrentado a los naturales obstáculos vinculados con la falta de medios del particular para entrar a la formalidad y los intereses de grupos que lo afilian y protegen.
El comercio establecido batalla no sólo contra el libertinaje con que opera su contraparte, sino con el daño correlativo al consumidor. En juego está el crecimiento de la economía. Es necesaria la suma de esfuerzos.