Durante décadas, Morelos fue acaso el destino preferido de turistas de la Ciudad de México y de diversos estados del país.
Ya sea por el clima, por la gastronomía, por los balnearios, entre otros atractivos, era común ver a cualquier cantidad de turistas nacionales e internacionales –estos últimos solían permanecer varios meses para cursar en las escuelas de español– caminando por el primer cuadro de Cuernavaca, abarrotando los balnearios y restaurantes o recorriendo sitios marcados por la historia de México.
Con el tiempo, las haciendas adquirieron un atractivo más allá de lo histórico: se convirtieron en el escenario elegido por parejas contrayentes para dar paso al turismo de amor.
Ahora que el estado ha vuelto a figurar con fuerza y alcance internacional como destino para la celebración de eventos sociales, la obligación de las autoridades es brindar el apoyo y las condiciones necesarios para retomar el sitio que Morelos merece y, con ello, mostrar al mundo la riqueza que posee la entidad en diversos sectores.