El sistema público de Salud enfrenta una situación crítica en su infraestructura y capacidad de atención, tal como lo expone la representación sindical. La circunstancia es conocida y palpable por el usuario que padece en el día a día la falta de diligencia en el trato.
En efecto, añejos entramados de poder, muchas veces vinculados con los mismos sindicatos, se afianzan en estructuras burocráticas y se tejen redes que obstaculizan procesos transparentes de calidad en un servicio de primera necesidad para los morelenses.
El gobierno estatal electo tiene el voto de confianza para impulsar la premisa de la ética en la administración pública y emprender una reingeniería en los servicios de salud en el estado que cubra necesidades básicas del ciudadano.