El diagnóstico sobre la improductividad histórica del Congreso de Morelos no sorprende. Es de destacarse que ejercicios como los que realiza el Instituto Nacional de Estadística y Geografía permitan exhibir la vergüenza que representa para la sociedad los niveles de negligencia del legislador local.
Es recurrente el prototipo de la función legislativa sin compromiso social, y por la sola ambición de la posición política y económica por parte de los diputados. Los últimos trienios han transcurrido entre diferencias con los otros dos Poderes y la esterilidad.
La recién estrenada legislatura tiene una oportunidad de transitar de la mano con una administración estatal, incipiente también, que proyecta cambios que la población considera necesarios para reorientar rumbos negativos en áreas comunes muy sensibles.
El manejo responsable del presupuesto también es un reclamo de una sociedad que vigila.