La transición en los municipios suele venir acompañada de escándalos y excesos por parte de autoridades salientes, que cometen auténticos saqueos en su despedida. La inutilidad de instancias de fiscalización es “caldo de cultivo” para toda clase de abusos en el fin de las administraciones.
Es uno de los riesgos en los procesos que se desarrollan en las últimas semanas de las gestiones que salen y los inicios de los nuevos trienios, en los que las autoridades electas encuentran verdaderos desaseos en multitud de rubros en los comienzos de sus periodos.
Despidos fuera de la ley, rapiña, desfalcos, incumplimiento de compromisos, bonos irregulares para colaboradores… son algunas de las fechorías que se documentan con el paso de las semanas. Sin embargo, las consecuencias o castigos están inmersos en procesos que parecen interminables y que no suelen concluir con justicia.