En su conferencia de prensa de ayer, la gobernadora Margarita González Saravia presentó una serie de estrategias para fortalecer el campo morelense, y entre ellas mencionó una que es apremiante: incluir a las nuevas generaciones en el agro.
Desde hace algunos años, tomó notoriedad el asunto del impacto que tendría el envejecimiento de las personas dedicadas al campo mexicano y qué porcentaje de los jóvenes están dispuestos a mantenerse dentro de él.
Las cifras hablan de que casi un 50% de los productores son adultos mayores de más de 60 años; mientras que sólo un 2% son jóvenes de entre los 18 y 30 años de edad.
El problema pasa –incluso- por evitar que se pierdan cierto tipo de cultivos y lograr que grandes extensiones de tierra sigan manteniéndose fértiles, pues no trabajarlas –básicamente- sería desahuciarlas.
Por ello hace bien el gobierno del estado en pensar cómo acompañar a los jóvenes para hacer atractiva su permanencia en la tierra de sus padres o abuelos.