Así de simple. Por eso no se explican las declaraciones del secretario de Movilidad y
Transporte Manuel Santiago Quijano al culpar a las organizaciones y dirigentes del mal estado del servicio.
Por muy dirigente que se sea, cualquiera que no acate las normas a las que debe sujetarse debe recibir la sanción contemplada.
Y quien se queja del incumplimiento en el caso que nos ocupa es el mismo que debe sancionar.
Esa renuncia a asumir responsabilidades retrata de cuerpo entero al funcionario. El problema es que quienes utilizan el servicio de transporte público en cualquiera de sus modalidades (el grueso de la población) son los principales y casi únicos afectados por esa inacción.