La encomienda de los dos personajes es difícil y tiene que ver con garantizar el orden institucional en Morelos, por lo que boicotear ese esfuerzo para satisfacer intereses personales o de grupo suena a traición.
Los primeros afectados por las consecuencias de conductas tan criticables son los ciudadanos. Por eso suena extraño que no se le ponga un freno a las egoístas maniobras que no tienen otra finalidad que alterar el equilibrio del poder a favor de un grupo.
Pero ese peligroso juego utiliza como objetivo a las instituciones. Ni más ni menos.