La topografía de Cuernavaca debería hacer muy difícil que ocurrieran inundaciones, porque las numerosas barrancas que cruzan la ciudad son desagües naturales que, sin embargo, ha dejado de aprovecharse.
Por supuesto, la invasión de zonas inadecuadas para construir viviendas sobresale sólo en la temporada de lluvias, porque quienes moran en esos sitios viven todos los días de lluvia al borde del peligro.
Ya no se puede fincar responsabilidad a los culpables de la mala planeación urbana, pero sigue como un reto tomar acciones que permitan a Cuernavaca enfrentar de mejor forma el periodo de tormentas, que por lo menos se prolongará hasta septiembre u octubre.