Quienes fueron nombrados en altos cargos en medio de un total secretismo o aquellos que hoy integran el llamado sistema estatal anticorrupción tienen su origen institucional manchado por las maniobras quizá legales pero inmorales y faltas de ética de los ahora ex diputados que formaron parte del complot culminado en la oscura sesión del periodo extraordinario del viernes pasado.
De lograr la cancelación de los nombramientos, la actual legislatura habría ganado el favor de la parte de la sociedad morelense que está harta de los abusos y excesos de los partidos políticos con representación en el Congreso.